El incorrecto almacenaje de los productos frescos es una de las razones principales por la que éstos se acaban desperdiciando.
Según el Informe de Consumo Alimentario del Ministerio de agricultura, pesca y alimentación del año 2022, en los hogares españoles se desperdiciaron 1.201 millones de kilos de alimentos y bebidas sin consumir. Alrededor de 25 kg de alimentos por persona.
Esta estadística es alarmante, pero también nos muestra una gran oportunidad para hacer un cambio significativo en nuestras prácticas diarias.
Al aprender a conservar correctamente nuestras frutas y verduras, no solo reducimos el desperdicio, sino que también estamos contribuyendo a la conservación de recursos y al cuidado del medio ambiente.
Por eso desde El Cambio Lógico, queremos guiarte paso a paso a través de técnicas probadas y consejos prácticos para garantizar que tus productos frescos duren más tiempo y mantengan su calidad nutricional.
Consejos para conservar correctamente las frutas y verduras:
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Zanahorias: para evitar que se ablanden y alargar al máximo su vida útil, almacénalas en un recipiente totalmente cubiertas de agua. Recuerda cambiar el agua cada pocos días para mantenerlas frescas y crujientes por muchos días. También puedes congelarlas para consumir cocidas.
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Aromáticas: las aromáticas como el cilantro, perejil, eneldo, entre otras, se conservan frescas mucho mejor si las almacenamos refrigeradas como un ramo de flores. Para ello, coloca los tallos en un recipiente con apenas un dedo de agua y cubre la parte superior de la planta con una bolsa de tela para evitar que las hojas se quemen con el frío. Almacena refrigeradas y cambia el agua con frecuencia. También puedes trocearlas y congelarlas en un tupper para consumir en un tiempo más prolongado.
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Lechugas: esta es una de las verduras que más se desperdicia por un incorrecto almacenamiento. Para que te duren hasta dos semanas frescas y crujientes, lávalas, escúrrelas y almacénalas envueltas en un paño de tela de algodón seco dentro de un tupper de cristal en el refrigerador. Nuestras bolsas vejibag son ideales para esta función.
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Rabanitos: almacénalos en el refrigerador cubiertos en agua al igual que las zanahorias.
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Cebollas: almacénalas en un lugar fresco y seco fuera del refrigerador y alejadas de las patatas ya que absorben su humedad y se ablandan y pudren antes.
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Patatas: almacénalas en un lugar fresco y seco fuera del refrigerador y alejadas de las cebollas ya que emiten gases y humedad que incentivan la germinación de las patatas y cambian su sabor.
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Remolachas: almacénalas en el refrigerador cubiertas en agua al igual que las zanahorias para consumir crudas o congélalas para consumir cocidas.
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Aguacates: si están verdes y duros, déjalos sobre la encimera de la cocina hasta que estén ligeramente suaves al tacto. Si no los vas a comer al momento, conservamos en el refrigerador para evitar que se pasen de punto de maduración. Una vez abierto, si deseas conservarlo agrega unas gotas de limón para evitar la oxidación y mantén refrigerado dentro de un tupper de cristal.
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Espinacas y verduras de hoja verde: lávalas, escúrrelas bien y consérvalas refrigeradas y envueltas en un paño de tela de algodón ligeramente humedecido. Nuestra vejibag es ideal para esta función.
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Fresas: almacénalas refrigeradas en un frasco de cristal hermético y lávalas únicamente al momento de consumir para evitar la humedad dentro del recipiente.
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Arándanos: almacena igual que las fresas.
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Frambuesas: almacena igual que las fresas.
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Ajos: almacénalos fuera de la nevera en un lugar fresco y seco.
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Calabaza: almacena fuera de la nevera en un lugar fresco, seco y oscuro. Una vez abierta almacena en el refrigerador cubierta con tela encerada o trocea y congela para mayor duración.
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Manzanas: almacénalas refrigeradas y lejos de otras frutas, ya que, emiten gases que aceleran su maduración.
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Alcachofas: almacénalas dentro de una bolsa de tela sin refinar los tallos ni las hojas externas en la parte más fría del refrigerador. Nuestras vejibag son ideales para esta función.
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Apio: almacénalo refrigerado y envuelto en un paño de algodón humedecido.
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Harinas: para evitar que puedan entrar insectos oportunistas, almacena en un frasco de cristal hermético y si no vas a consumirla en un período corto de tiempo, refrigérala.
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Avena: almacénala de la misma forma que las harinas.
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Frutos secos: almacénalos de la misma forma que las harinas.
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Legumbre seca: almacénala de la misma forma que las harinas.
- Judías verdes: almacénalas refrigeradas en una bolsa de tela de algodón.
¿Quién hubiera pensado que algo tan simple como guardar nuestras compras del mercado de manera estratégica podría tener un impacto tan grande en la reducción del desperdicio de alimentos?
Es increíble pensar que, en promedio, cada persona en España desecha alrededor de 25 kilogramos de alimentos al año. Eso equivale a casi una maleta de mano llena de alimentos que podrían haber alimentado a alguien o haberse convertido en deliciosas recetas. Pero aquí estamos, armados con conocimientos frescos y consejos prácticos para cambiar ese panorama.
Ahora, la próxima vez que abras tu nevera y veas una bolsa de espinacas envuelta en un paño húmedo o un frasco de fresas almacenadas cuidadosamente, sabrás que estás haciendo tu parte para reducir el desperdicio de alimentos y cuidar del medio ambiente.
La próxima vez que vayas al mercado o hagas tu lista de la compra, recuerda estos consejos y trucos para almacenar tus frutas y verduras como un profesional, pero sobre todo, recuerda comprar únicamente las cantidades que realmente necesitas para evitar desperdiciar alimentos.
Al aplicar estos consejos no solo estarás ahorrando dinero y tiempo al evitar tener que tirar alimentos que se han echado a perder prematuramente, sino que también estarás contribuyendo a un mundo más sostenible y consciente.