Desde que decidimos vivir zero waste, nuestra vida cambió para siempre. No fue de la noche a la mañana, ni con una fórmula mágica. Pero sí con una decisión clara: reducir lo que tiramos, pensar más antes de comprar y darle un respiro al planeta... y a nosotros mismos.

¿Por qué empezar a vivir zero waste?
Cuando empezamos a vivir zero waste, lo primero que notamos fue es que el mundo está diseñado para el consumo rápido. Desde el supermercado hasta los envíos exprés, todo empuja a la inmediatez y el descarte. Pero cambiar ese chip es posible.
- Menos residuos = más conciencia
- Ahorro económico a largo plazo
- Vida más saludable, menos tóxica
- Conexión con valores y comunidad
El poder de los pequeños pasos
Queríamos hacerlo todo bien desde el principio. Error número uno. Intentar reemplazar todo de golpe es agotador, caro y muchas veces contraproducente. Lo mejor que hicimos fue:
- Reemplazar un producto a la vez (empezamos por el champú)
- Usar lo que ya teníamos antes de comprar algo nuevo
- Ser pacientes: el cambio es un proceso
Vivir zero waste no se trata de perfección, sino de intención.
Cómo vencer la mentalidad Amazon
La cultura de “lo quiero ya” choca de frente con el consumo consciente. Aprendimos a:
- Esperar a que algo se acabe antes de reemplazarlo
- Comprar a pequeños productores, aunque tarde más en llegar
- Valorar la calidad por encima de la rapidez
Este cambio también nos enseñó a reducir el estrés. No tener todo de inmediato nos obliga a planificar, priorizar y vivir con más calma.
No se trata solo de residuos
Lo que empezó como un reto de reducir envases se convirtió en un estilo de vida más amplio:
- Empezamos a leer ingredientes
- Buscamos marcas con valores reales
- Cambiamos nuestra forma de comer, de vestir, incluso de limpiar
Vivir zero waste nos empujó a hacer elecciones más sanas y sostenibles.
Cuando fallas, no es el fin del mundo
¿Usamos alguna bolsa de plástico? Claro. ¿Compramos alguna vez algo envuelto en plástico? Sí. Pero no dejamos que eso nos detenga. Aprendimos que:
- La culpa no sirve, la acción sí
- Cada paso cuenta, incluso los pequeños
- Hay que seguir aunque no sea perfecto
Cuidado con el greenwashing
No todo lo que parece ecológico lo es. Muchas marcas usan envases marrones y etiquetas verdes para parecer sostenibles, pero luego ves los ingredientes o las prácticas… y dejan mucho que desear.
¿Qué hacemos ahora antes de comprar?
- Leemos etiquetas
- Investigamos sobre la marca
- Buscamos certificaciones reales
Vivir zero waste también es ser crítico y estar informado.
Cómo elegimos los productos después de años de prueba y error
Durante estos siete años, hemos probado de todo: pastillas de jabón que se deshacían al segundo uso, cepillos de dientes que duraban menos de un mes, productos "eco" que resultaban no serlo tanto... Aprendimos a ser exigentes sin volvernos locos. ¿Cómo lo hacemos hoy?
- Primero, menos es más. Compramos lo mínimo necesario. Muchas veces creemos que necesitamos una alternativa sin plástico para cada cosa que ya usamos. Pero no. A veces, lo más sostenible es no comprar nada.
- Segundo, investigamos bien. Miramos ingredientes, procesos de fabricación, lugar de producción. ¿Se produce en Europa? ¿Tiene certificaciones reales? ¿La marca comunica con transparencia?
- Tercero, elegimos reutilizable antes que reciclable. Siempre que se pueda, apostamos por lo que dura más: botellas de acero inoxidable, pañuelos de tela, envases rellenables.
- Y sobre todo, priorizamos lo local. Marcas españolas o europeas, productores pequeños, tiendas de barrio. Apoyar lo cercano tiene un impacto mucho más directo.
Vivir zero waste no es solo cambiar productos, es cambiar la forma de consumir. Y eso se nota con el tiempo.
La comunidad importa
En estos años nos dimos cuenta de algo poderoso: no estamos solos. Hay miles de personas haciendo cambios, compartiendo ideas, creando redes de apoyo.
- Compartir errores y aciertos ayuda a otros
- Celebrar lo que otros logran, aunque no sea perfecto
- Pedir ayuda cuando no sabemos cómo seguir
La crítica constante dentro del movimiento solo desmotiva. Lo que necesitamos es más empatía y menos juicio.
Siete años después…
Hemos visto cómo crecen las tiendas a granel, los productos sólidos, los envases compostables. Cosas que no existían cuando empezamos. Lo que hacemos, aunque parezca poco, tiene un impacto real.
- Antes solo encontrábamos una pasta de dientes sin plástico, ahora hay muchas
- Hay más marcas españolas apostando por lo natural y sin envases
- Cada vez más gente habla de esto con naturalidad
Vivir zero waste no es una moda, es una transformación.
¿Te animas tú también?
Si estás pensando en dar el primer paso hacia un estilo de vida con menos residuos, te animamos a:
- Elegir un solo hábito que puedas cambiar esta semana
- Buscar marcas transparentes y sostenibles
- Compartir tu progreso con otros
Vivir zero waste es un camino, no una meta final. Y cada paso, por pequeño que sea, suma.